Los humanos somos susceptibles de modelar nuestro estado de ánimo
El espacio en el que vivimos debería tratarse de un lugar que nos haga felices, siendo este uno de nuestros principales objetivos en la vida. Tenemos muy claro que el amor y la salud influyen directamente en nuestro grado de bienestar, pero ¿y el entorno donde pasamos la mayor parte del día? ¿Tiene alguna influencia en nuestro estado de ánimo?
Podríamos decir que sí, ya que, si pensamos en nosotros mismos, podemos darnos cuenta de que necesitamos constantemente sentir que estamos en el lugar adecuado, un lugar donde sintamos una serenidad y una calma óptimas. Esto es un hecho que, además, se ha conseguido demostrar científicamente, y es que los seres humanos somos capaces de cambiar el estado de ánimo según los objetos que nos rodean y el espacio donde nos encontremos.
En 2017, tras varios años estudiando el impacto que el diseño interior puede provocar en las personas, la diseñadora de interiores Susanna Cots logró relacionar ciencia, diseño y emociones. Esto lo hizo en el marco del XX Congreso Nacional de Psiquiatría, donde trató de exponer su estudio de la forma más científica posible, para poder entender cómo el diseño puede afectar a los sentidos.
Podrías pensar que solo los elementos materiales o visibles influyen en nuestro estado de ánimo, pero también lo hacen elementos invisibles, como la luz, la distribución del espacio o del mobiliario y la presencia del color blanco. En el caso de los espacios de salud, Susanna considera la iluminación un gran regulador emocional, puesto que consigue relajar la situación y reducir las inquietudes, consiguiendo así una mayor conexión entre profesionales y pacientes.
Desde nuestra experiencia, podríamos nombrar numerosos casos en los que nuestros proyectos han aportado algo especial a las vidas de sus protagonistas, pero, además, contamos con un respaldo científico que confirma esta realidad.
